Vino sin pedir permiso, se instalo, la cuidamos y se hizo una con nosotrxs, creyendo que era nuestra flor. Creímos que sin ella no viviríamos. Nos agarramos a sus espinas como única opción y no nos dimos cuenta que el dolor provenía de olvidarnos de nuestra verdadera flor. Contra más atendimos a la primera.

Más nos alejábamos de la otra. Y más ajenas se nos hacía. Se quedo en semilla, como una posibilidad infinita. Mientras tanto, ella sin rencor, esperaba su oportunidad, que pasaba por que nosotrxs nos diésemos cuenta que ella era nuestra flor. Si no te das cuenta de cuál es tu flor acabarás cuidando la de otros

La flor que no nos pertenece

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies
Hola
Hola, ¿en qué te puedo ayudar?
Hola, ¿en qué te puedo ayudar?